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ción mucho más rápida. De este modo, sufren         Diversos estudios señalan a las construccio-
disfunciones cerebrales y desarrollan enferme-    nes hegemónicas del género femenino como
dades hepáticas y cardíacas de manera más         factor protector de ciertos consumos proble-
temprana que los hombres, incluso cuando be-      máticos, especialmente los más “arriesgados”
ban menos que ellos” (USPPA, 2011: 6). Este       (Romo, 2010; Parga, 2011; Garía del Castillo,
estudio citado se considera el más completo       2005; USPPA, 2011; Romo, Camarotti, Tarra-
en relación a la descripción de las vulnerabi-    gona, Touris, 2014). En esta línea, se señala
lidades diferenciales de las mujeres según la     el rechazo social, de muchas mujeres inclusi-
sustancia consumida.                              ve, hacia el consumo de sustancias ilegales;
                                                  el imaginario que considera el consumo de
1.4 Diferencias en las construcciones             sustancias psicoactivas como práctica mascu-
de género.                                        linizada, incidiendo en la menor percepción de
                                                  curiosidad por parte de las mujeres; la mayor
  El género “aumenta la vulnerabilidad biológi-   valoración social de las mujeres en espacios
ca y acompaña a la biología en la determina-      tradicionalmente femeninos, como la materni-
ción de las desigualdades en materia de salud”    dad, por sobre otros en los que puede no estar
(Romo, 2011: 92). El patriarcado, como siste-     ubicada como sujeto al servicio de las necesi-
ma de creencias androcéntricas sobre el cual      dades de otro; la mayor posibilidad de las mu-
se asientan las relaciones sociales, establece    jeres de autopercibirse como vulnerables, pre-
rasgos diferenciales para hombres y mujeres,      sentando una mayor percepción del riesgo; el
con una consecuente distribución desigual del     mayor control parental sobre las adolescentes;
poder para unos y otras. Entonces, las diferen-   etc.
cias entre los géneros se estructuran desde
una lógica atributiva (otorgando rasgos diferen-    Algunos señalan en este sentido:
ciales para unos y otras), binaria (cada uno po-
see cierto conjunto de rasgos, invariablemente)     “Será a partir de los años setenta del siglo
y jerárquica (uno de los géneros es transforma-   XX cuando se inician unas pautas de consumo
do en inferior, complemento o suplemento del      de drogas que nos llevan a la realidad actual.
otro) (Fernández, A. M.; 2014: 39).               A partir de entonces, lo que podemos decir es
                                                  que las mujeres usan pocas drogas, es decir,
  De acuerdo a los estereotipos de género, el     pocas drogas ilegales, y es que ‘usar drogas ile-
consumo de sustancias psicoactivas es tradi-      gales’ es una conducta denostada socialmente
cionalmente considerado como una práctica         y masculinizada, asociada en nuestra cultura a
impropia para las mujeres. Entonces, a partir     los roles masculinos” (Romo, 2011: 92).
de esta creencia se invisibilizan las diferen-
cias en lo que respecta a cómo se relacionan        “Es probable que distintos elementos del con-
genéricamente con las sustancias, así como        texto que forman la construcción de género, del
también las consecuencias que provocan los        ‘ser mujer’ en nuestra sociedad, influyan en la
consumos problemáticos y las necesidades es-      forma en que las mujeres usan drogas ilegales
pecíficas según el género. Es importante de-      y así no sean equivalentes los modos de iniciar-
stacar que “gender is implicit and performative   se y continuar en el consumo de las diferentes
but can also be seen as a situated action that    sustancias, la posible susceptibilidad a los da-
implies agency or some degree of choice”. En      ños, el contexto social en el que consumen o
este sentido, las identidades de género están     las formas en las que acceden al tratamiento”
en permanente movimiento, cambiando sus           (USPPA, 2011: 14)
sentidos de acuerdo a los objetivos que se pro-
pone la persona (Romo, Camarotti, Tarragona,        “Las mujeres presentan una mayor percep-
Touris, 2014: 7).                                 ción de riesgo, que es más notorio frente a
                                                  los usos experimentales. En todas las sustan-
                                                  cias, éstas superan a los hombres en cuanto a
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